El origen de la industria de los monederos de plata de los artesanos plateros menorquines de mediados del siglo XIX fue la chispa para que a principios de siglo XX ya existiese una proliferación de talleres de bisutería en Alaior, Ciutadella y Maó.
De la expansión manufacturera de bolsas de malla de plata y oro durante las primeras dos décadas de siglo, con gran volumen de exportaciones que llegaron a superar las ocho toneladas, se pasó a la fabricación de cadenas de plata y oro hasta llegar a la orfebrería de artículos de fantasía.